Mt 18,23-35 – ¿Parábola del siervo que no perdona o del Rey misericordioso?
¿Por qué Jesús utiliza parábolas en sus enseñanzas? Es para ayudar a la gente a entender quién es Dios y cómo es su Reino. Para Jesús, las parábolas eran el medio preferido para comunicar el mensaje del Reino de Dios y sus valores. Así pues, la parábola empieza, "Por esta razón, el reino de los cielos es semejante a ..." Los Evangelios Sinópticos contienen muchas parábolas sobre la misericordia de Dios que invitan a los oyentes y a los lectores a ser misericordiosos como el Padre. Un ejemplo de ello es Mt 18,23-35 que se centra en la forma en que debemos mostrar misericordia a nuestro prójimo. Aunque la historia original termina en el v.34, el añadido de Mateo en el v.35 transforma esta parábola en una historia sobre el "perdón". Por otra parte, viendo el contexto, la parábola viene precedida por la famosa pregunta de Pedro acerca de los límites del perdón. Aplicando este mensaje a su comunidad, el evangelista ha creado la hermosa historia de la "reciprocidad de la misericordia” contada por Jesús y la coloca en un contexto eclesial (Discurso de la Comunidad 18,1-35) para centrarse en la necesidad del perdón en la comunidad .
Estructuralmente, despues de enmarcar la parábola (v.23), nos encontramos con el primer encuentro entre el rey y un siervo (vv.24-27); entre el siervo y otro siervo (s) (vv.28-31); el último encuentro entre el rey y el primer siervo (vv.32-34); y la conclusión (v.35): Se puede extraer un mensaje de la historia en el contexto eclesial. Aunque la historia suele titularse comúnmente como "Parábola del siervo que no perdona", cambiar del título a “Parábola del rey misericordioso" puede ayudarnos a ver la belleza de esta parabola, que merece ser vista desde la perspectiva de la 'misericordia' . Centrémonos en algunos de los elementos importantes.
1. Enormidad de la deuda
En la parábola, el primer siervo debía diez mil talentos al rey. En tiempos de Jesús, un talento era diez mil denarios, el equivalente a más de trescientos mil del salario de un obrero. Ciertamente era muy grande la deuda de dinero. Por desgracia, la parábola no nos dice por qué el rey le había prestado una cantidad tan enorme al siervo. En cambio, el segundo siervo debía al primer siervo sólo cien denarios. Un denario era habitualmente el salario de un día de trabajo. Por lo tanto, cien denarios representarían un valor aproximado de cuatro meses de trabajo, en comparación con los treinta años de trabajo que el primer siervo debía al rey. Huelga decir que la parábola indica claramente el desproporción entre las deudas de los dos siervos. En palabras sencillas, el segundo siervo podía librarse de su deuda si tenía paciencia y realizaba cuatro meses de duro trabajo para pagarla, mientras que el primer siervo no podía pagar su deuda, incluso trabajando durante toda su vida. De esta manera, esa incalculable, imposible y enorme deuda del primer siervo nos hace comprender la proporción de la misericordia incalculable con que el rey trata a su siervo.
2. Misericordia desperdiciada
Los términos 'piedad', 'paciencia', 'misericordia' y 'perdón' califican las acciones y la actitud del rey misericordioso. Cuando el primer siervo cayó de rodillas y suplicó paciencia, el rey se apiadó de él, lo puso en libertad y le perdonó la deuda. Como el pago de la deuda era imposible, sólo la misericordia del rey podía cancelar su deuda. Por otra parte, se le dio una nueva oportunidad en la vida, no sólo a él, sino también a su esposa e hijos, pues el rey había ordenado venderlos junto con el servidor y todos sus bienes (v.25). Por el contrario, los terminos "comenzó a ahogarlo", “agarrándolo por el cuello "," se negó ", y "lo arrojó a la cárcel” caracterizan las acciones y la actitud del siervo que no perdonó al otro siervo. El que había experimentado la misericordia de su señor no fue capaz de tenerla con el otro. No necesitó correr a buscar a alguien para mostrarle misericordia, sino que la oportunidad vino a llamar a su puerta. Y resultó ser un siervo malo. Si hubiera sido más sensible y atento al clamor de su compañero, la misericordia que recibió de su señor no hubiera sido en vano.
3. La reciprocidad de la misericordia
Lo que uno recibe gratis, debe darlo gratis. Las únicas palabras del rey en toda la parabola son para amonestar a su siervo malvado subrayando el enfoque de la parábola, es decir, la reciprocidad de la misericordia. El rey dijo: "Siervo malvado, te perdoné toda aquella deuda porque me lo suplicaste. ¿No deberías haberte compadecido tú de tu compañero, como yo tuve misericordia de ti? "(Vv.32-33). El rey misericordioso le perdonó al siervo una deuda imposible. Él, al que más se le había perdonado, debería haber sido más indulgente y misericordioso. Como resultado, a esas duras palabras les siguen rigurosas acciones por parte del rey, "Y, enfurecido, su señor lo entregó a los verdugos hasta que pagara toda la deuda" (v.34). El Siervo malo no aprendió nada del misericordia que el rey había tenido con él. Así que tuvo que aprender por las malas.
"Así también mi Padre celestial hará con cada uno de vosotros, si no perdonáis a vuestro hermano de corazón" (v.35). La parábola del rey misericordioso revela la comprensión judía de la misericordia y la justicia divinas en tiempos de Jesús. Al añadir el versículo final sobre la necesidad del perdón, el evangelista tiene la intención de mostrar que Dios está dispuesto a tener misericordia y perdonar a los pecadores y a los malhechores, a condición de que también ellos estén preparados para tener misericordia con los demás. Por lo tanto, la parábola nos invita y nos desafía a la misericordia recíproca.
¿Qué nos enseña esta parábola? En primer lugar, Dios no tiene límites para mostrar misericordia. Ni siquiera una enorme deuda puede impedir su misericordia. Así que, si Dios no pone límites a su misericordia… ¿Por qué los seres humanos ponen límite a perdonar y tener misericordia con los demás? En consecuencia, los que ponen límites a perdonar a los demás y se niegan a tener misericordia con ellos, también tendrán límites para que Dios los perdone. Habrá justicia divina en este sentido. En segundo lugar: Reciprocidad. Da lo que has recibido y dalo gratis. Sin embargo, en las situaciones humanas, lo más difícil es dar sin esperar nada a cambio. Por lo tanto, si deseas recibir la misericordia de Dios, ten misericordia de los demás. Si quieres una estricta justicia para los demás, también puedes esperar lo mismo de Dios. Por último, la parábola nos muestra que una persona misericordiosa es una persona que perdona. Varias parábolas de la misericordia revelan las diferentes caras de la misericordia de Dios. El centro de esta historia es la Misericordia y el perdón de una deuda imposible contraída por el ser humano. Visto desde esta perspectiva, la misericordia genera el perdón, no para retenerlo, sino para compartirlo gratuitamente con los demás.
Recordemos la bienaventuranza de la misericordia, "Bienaventurados los misericordiosos, porque ellos alcanzarán misericordia" (Mt 5,7).
P. Naveen, SVD.