En todo el Estado de Arkansas, en los Estados Unidos, solo hay tres parroquias predominantemente de católicos afroamericanos, y yo soy el pastor de dos de estas tres: Saint Augustine, en la ciudad de North Little Rock, y Saint Bartholomew, en Little Rock. Además de mi responsabilidad de pastor de ambas parroquias, también soy profesor de Biblia en un Centro Católico de Secundaria: Mount Saint Mary, en Little Rock, Arkansas.
Aquí, en las parroquias de Saint Augustine y Saint Bartholomew, hemos celebrado el año de la Palabra de Dios. Lo inauguramos con una misa el domingo 26 de enero de 2020 y lo hemos clausurado durante la celebración de la Eucaristía del domingo 27 de septiembre de 2020.
La apertura del Año de la Biblia
Tengo un grupo de estudio bíblico en cada una de mis parroquias, y soy quien los dirige. En cada parroquia, abrimos el año de la Biblia dentro de la misa el domingo 26 de enero de 2020. Después de la segunda lectura, todos los miembros del grupo de estudio bíblico hicieron una procesión solemne, cada uno con una Biblia en la mano y uno al frente con una gran Biblia, acompañada de dos monaguillos a cada lado sosteniendo las velas encendidas. En mi homilía, mencioné la importancia de la Palabra de Dios, y por qué debemos leer la Biblia con mucha frecuencia.
Había preparado a mis feligreses para que trajeran sus Biblias a misa para una bendición especial. Colocamos todas las Biblias en la mesa, frente al altar. Al final de esa misa, antes de la última bendición, bendije solemnemente todas las Biblias. Tuvo tanto éxito que aquellos que se perdieron la misa dominical me pidieron que bendijera sus Biblias también solemnemente el domingo siguiente. Dejamos la Biblia grande frente al altar de cada iglesia, con una hermosa decoración, hasta la clausura del año de la Palabra de Dios el domingo 27 de septiembre de 2020.
El cierre del Año de la Biblia
El domingo 27 de septiembre de 2020, en cada una de mis parroquias, cerramos solemnemente el año de la Biblia durante la misa. Hicimos nuevamente la procesión solemne con un miembro sosteniendo una gran Biblia durante la aclamación del Aleluya. Al final de la misa, animé a mis feligreses a que continuasen leyendo la Biblia en casa y se familiarizaran, de este modo, con la Palabra de Dios.
Así, mis feligreses se alegraron con el año de la Biblia que organizamos. Me pidieron que les enseñara más sobre la Biblia. He planeado dar clases de Biblia en enero y también en septiembre de cada año.
Por: P. Leon Ngandu, SVD