La imagen de un iceberg se utiliza a menudo para ilustrar cuánto de las culturas, contextos y situaciones de la vida subsisten por debajo de la superficie, esto es, alrededor del 90%. Un esfuerzo sincero para reconocer, entender, apreciar y construir puentes sobre las diferencias que existen entre las nacionalidades, etnias, «razas», generaciones, géneros, personalidades y clases económicas/sociales requiere echar una mirada debajo del «nivel del agua». Esa zona puede parecer poco clara, excesivamente compleja, e incluso contradictoria en un primer momento, si miramos desde nuestro propio «mundo», pero sobre todo cuando nos sumergimos en las profundidades del «mundo» del «otro». Y aun así, como católicos y como misioneros, creemos que la gracia de Dios y la vida pueden ser descubiertas «en las profundidades» de esos «mundos» de significado, de orden y de identidad.