“Para revitalizar la misión debemos observar, mirar, escuchar y actuar”

Misión
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Los padres misioneros del Verbo Divino, John Boevi, de Ghana y Agustín Chinnappan, de India; comparten su experiencia en el Curso de Formación Misionera Internacional, organizado por el Centro Misionero Maryknoll, durante los días 6 al 15 de julio del 2016, en Cochabamba, Bolivia. El curso de Formación Misionera Internacional, es una propuesta creativa, seria y afianzada en la exigencia de formación que recomendó la Conferencia de Aparecida, para todos los creyentes cristianos católicos.

El curso fue organizado por el Centro Misionero de Maryknoll en la Casa de la Juventud, que se encuentra en la ciudad de Cochabamba. Contó con presencia de 16 participantes de diferentes países: Argentina, Bolivia, Brasil, Perú, Canadá, España, Eslovaquia, India y Ghana. Esto fue una riqueza, en la diversidad de culturas y las perspectivas multiculturales de la misión compartida desde la experiencia de cada uno de los participantes.

EI objetivo del curso y módulo era generar un espacio de formación comunitario - personal para repensar y recrear la teología y práctica misionera en América Latina. Con el lema: “Miren, voy a hacer algo Nuevo, ya está brotando, ¿no lo notan?.. Is. 43,19”, se intentó realizar el discernimiento para revisar nuestra experiencia misionera, su teología y práctica, para recrearlas desde la opción por una misión comprometida con la vida.

Los temas que se compartieron en el curso y los facilitadores fueron:
1. La misión que irrumpe entre los pobres (Diego Sánchez y Francisco Bosch de Argentina)
2. La misión en medio de contextos y de contextos y de estructuras que no dan vida (Raúl Miranda y José Luis López de Bolivia)
3. Las nuevas perspectivas que surgen en los contextos actuales (Alejandro Marina de Argentina y Carla Bazoalto de Bolivia).
4. Otras perspectivas relacionales de los seres humanos entre sí y con la naturaleza (Adriana Curaqueo de Chile).

Tuvimos momentos para repensar, revitalizar, re discernir, nuestra misión como religiosos misioneros, junto con los laicos. Al empezar el curso hemos practicado la meditación de la Espiritualidad del Laberinto para ayudarnos a conectarnos con la fuente de nuestra misión. Buscando nuevas maneras de mirar con diferente lentes, a través de la meditación, interacción, y compartiendo nuestras experiencias de varios contextos donde realizarnos la misión de Dios guidados por el Espíritu Santo.

El curso estaba enfocado a mirar la naturaleza, como una redefinición de nuestra antropología. Nosotros somos parte de la tierra y la tierra es sagrada. Debemos tener una relación recíproca con todas las creaturas. Por esta razón, meditamos las situaciones de nuestras comunidades que no dan vida por ejemplo: discriminación, violencia, destrucción de naturaleza, consumismo y “una actitud de ojos cerrados” (Lc. 16,19-31). Todo fue para que nos centremos en la pregunta de qué debemos hacer para traer cambios y transformaciones de vida en nuestras comunidades. Algunas propuestas y propósitos fueron los siguientes: debemos volver a conocer nuestras propias historias, de dónde venimos, dónde estamos, y hacia dónde queremos ir. Hacer preguntas básicas y concretas que nos van relacionando con nuestro pasado, lo que vivimos el presente y proyectarnos en el futuro con esperanza y con ojos muy abiertos. La puerta que va ayudarnos a tener una nueva mirada son: la Palabra de Dios, nuestras experiencias y los vínculos, que brotan de nuestras relaciones. Para revitalizar la misión debemos observar, mirar, escuchar y actuar. Todas las creaturas reflejan y comunican la presencia de Dios. Debemos mirar con los ojos de Dios, ojos de compasión, amor y de misericordia (Jn. 4, 4-26, Jn. 8, 1-11, Lc. 7,37).

Nosotros, como misioneros extranjeros, damos gracias a Dios por esta nueva experiencia, mirada y formación. Que el Espíritu Santo nos ilumine cada uno de nosotros para que podamos vivir nuestra misión dando un testimonio de fe para transformar y renovar la faz de la tierra. Debemos recordar que nosotros mismos somos tierra. Al final una misión renovada debe tener un carácter relacional con todas las creaturas, redescubrir la armonía y la riqueza de la tierra. Que ella, la que nos sostiene y nos da vida, re examine y redefina nuestra antropología. Y así, nos reconstruya y nos haga recuperar la sabiduría que está relacionada e interconectada. Todo esto es una invitación para que no perdamos esperanza. La misión no es nuestra, es la misión de Dios y Él está con nosotros hasta el fin de historia. Seguimos adelante con nuevos ojos, con la exhortación del profeta: “Miren, voy a hacer algo nuevo, ya está brotando, ¿no lo notan?...” (Is. 43,19).


Agradecemos a Dios Uno y Trino, por haber aprovechado y disfrutado el curso porque nos ayudó a reflexionar sobre nuestra misión, sus dimensiones y nuestro compromiso en medio del pueblo boliviano.

Por. P. John Boevi, svd y P. Agustín Chinnappan, svd

CBBA, Cbba, 16 de julio de 2016 – Fuente: PP. John Boevi, svd y Agustín Chinnappan, svd - Redacción: P. Gustavo Jaimes, svd - Foto: P. John Boevi, svd y P. Agustín Chinnappan, svd

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