“¡Primeramente Dios!” (God above all) Esta expresión inconfundiblemente mexicana y guatemalteca eriza la piel cuando se oye decir por un campesino temporal en Canadá francófono. Suena como un suspiro de fe y un urticante pedido de liberación.
En la diócesis de Saint-Hyacinthe, Quebec, los Misioneros del Verbo Divino sirven a más de 1.000 campesinos temporales a través de un apostolado especializado diocesano. Canadá otorga visas de trabajadores temporales a ciudadanos de México, Guatemala, Honduras y algunas otras naciones latinoamericanas. La mayoría de ellos son varones, jefes de familia que vienen a Canadá por aproximadamente seis meses, se van, y luego piden para regresar.
¿Por qué alarma este sonido de paz y justicia? Venir aquí como campesino temporal no es un sueño único en la vida. Es más una forma de “no hay otra opción” para salir de una situación insoportable. Estos hombres no son ni siquiera verdaderos campesinos en sus países de origen. Y el carácter temporal de su permiso de trabajo los hunde a cada uno de ellos en una espiral de incertidumbre.
Los trabajadores a menudo se enfrentan a la soledad y la nostalgia, enfermedades físicas, accidentes, conflictos con compañeros de trabajo, malentendidos con los jefes y una incapacidad para hablar el idioma local. Estos hombres se convierten en “refugiados por elección”.
A través de este apostolado, alentamos a los trabajadores a que luchen por salarios justos y condiciones de trabajo seguras y fomenten un compañerismo saludable con sus compañeros de trabajo. Hacemos visitas a las casas, invitamos a los hombres a la oración y ofrecemos asesoramiento. Celebramos la Eucaristía en español en las iglesias parroquiales ubicadas en el centro, en presencia de 50 a 100 jóvenes de las granjas vecinas. Colaboramos con los servicios de inmigración, consulares y varias agencias de apoyo, mientras que repudiamos cualquier tipo de injusticia infligida a un campesino. Proporcionamos “hogares lejos de casa”, abriendo las puertas para que entre la fe y la paz viva dentro. En el espíritu de Arnoldo Janssen y el Papa Francisco, abrazamos el itinerario de la Palabra, Immanuel Dios-con-nosotros.
P. Nicolas Sengson, SVD (Quebec, Canadá)