El 20 de junio es el Día Mundial de las y los Refugiados. Pensamos en aquellas mujeres y hombres, niños y niñas que se han visto desarraigados de sus casas y países en una escala sin precedentes, y que suman una cifra cercana a los 60 millones de personas desplazadas en todo el mundo. En nuestra respuesta a esta crisis, es fundamental que actuemos. Como Congregación tenemos en varios países estructuras que acogen y acompañan a esas hermanas y esos hermanos nuestros. Una de esas estructuras se encuentra en Austria. La historia a continuación viene de allá.
Nos escribe el Padre Albert Pongo, SVD
En septiembre de 2015 había muchos refugiados sentados en el suelo, en los bancos o esperando fuera de la estación central de Viena. La mayoría de los refugiados que habían llegado a la estación de Viena no querían permanecer en Austria, sino continuar su viaje a Alemania u otros países. Nuestra parroquia SVD está situada cerca de la estación central y, cuando se supo el problema, decidió ayudar a los refugiados.
Formamos un equipo de voluntarios para recibir a los refugiados. Los feligreses respondieron generosamente con donaciones de esteras, mantas, alimentos, ropa y artículos de aseo. Los feligreses establecieron alojamientos de sesenta en setenta personas en el salón de la parroquia y en otras habitaciones para que los refugiados pudieran pasar la noche. Más adelante la parroquia decidió acoger a algunos de los refugiados que querían permanecer en Viena, Austria. Fue una colaboración entre la SVD y los feligreses.
Los refugiados que se encuentran actualmente en nuestra parroquia son de Afganistán. Son 3 familias, en total 13 personas que van desde la edad de 2 años hasta los 91 años de edad. Estas personas dejaron sus casa en su país porque sus vidas estaban en peligro.
Los cohermanos SVD les han dejado su apartamento. El apartamento ha sido renovado con la ayuda de donaciones. El gobierno de Austria paga por su alojamiento y comida. Creemos que fue una buena decisión darles el apartamento, porque no es fácil encontrar un apartamento aquí en Viena.
Tenemos buena relación con los refugiados. Todavía hay algunos voluntarios de nuestra parroquia que les enseñan alemán y juegan con los niños. Tuvieron su primera entrevista con el gobierno y están a la espera de la segunda entrevista para obtener el permiso para vivir en Austria. Estamos a la espera de una respuesta positiva.