El P. Lourduraju, Misionero del Verbo Divino en Hungría ha sido galardonado con el premio Prima Primissima del condado de BAZ en Hungría por sus valiosos servicios entre la comunidad gitana con programas sociales, culturales y educativos. El acontecimiento fue organizado por “National Association of Entrepreneurs” y tuvo lugar en Miskolc, el 4 de noviembre de 2017.
El P. Lourduraju es el Coordinador de Justicia y Paz e Integridad de la creación (JPIC) en Hungría. Lleva 12 años trabajando como misionero en ese país y los 4 últimos años ha estado trabajando para las comunidades gitanas. Desde entonces está prestando servicios valiosos para los niños gitanos, los jóvenes y las familias, promoviendo la justicia y la paz entre ellos.
Un punto de partida para la misión JPIC en Hungría, según el Padre. Lourdu, se ha enfocado hacia la formación humana, como educación comunitaria, el cuidado pastoral, la conciencia social y la rehabilitación (alcohol y drogas) y también programas de desarrollo de la personalidad para familias, niños y jóvenes para dotar de dignidad humana a la comunidad romaní e integrarlos en la vida de la sociedad y la iglesia. Como coordinador de JPIC, el P. Lourduraju también promueve la educación y la capacitación cualificada enviando a los jóvenes a diferentes escuelas para recibir educación superior y también a adultos a diferentes cursos de capacitación.
La gente en la parroquia del P. Lourdu es muy pobre. Pero existe un creciente interés por la educación entre las comunidades gitanas. Junto con el equipo de JPIC, el P. Lourduraju está trabajando arduamente para empoderar a los niños al brindarles muchas posibilidades de educación, crecimiento espiritual y valores morales. Ahora en Hungría, la misión entre los gitanos es un ejemplo perfecto de "poner primero al último". Esta es una invitación y también un desafío para los Misioneros del Verbo Divino para dar a estos pobres un sentido de dignidad humana e identidad. Lourduraju se esfuerza por cumplir este objetivo abriéndole el corazón y entrando en su realidad.
Por Daisuke Narui, SVD
